¿Qué NO debe tener un folleto?
- Romina Acuña
- 14 feb 2019
- 3 Min. de lectura
Para armar un buen folleto (o tratadito, como lo llamamos comúnmente), tiene sus secretos, y nos proponemos develarlos en este artículo.

La Iglesia en general ha descubierto últimamente que los diseños atractivos al ojo humano son posibles gracias a las diferentes herramientas digitales que tenemos y el ingenio de miembros de la congregación que ponen a disposición de la Iglesia lo que saben al respecto.
Para comenzar siempre utilicemos los logos/ logotipos/ isologos de nuestra iglesia. Definamos dos o tres colores institucionales (que son los que utilizaremos para identificar nuestra iglesia ante la sociedad), estos detalles ayudan prolijidad y credibilidad del nombre de nuestra iglesia.
Errores frecuentes al hacer nuestros folletos
Uso de muchos colores
Es muy común asociar que el uso de varios colores es sinónimo de alegría, juventud y nos ayuda a disociar de la imagen de iglesia religiosa, ortodoxa y tradicional. Pero la realidad es que, ante el ojo humano, usar varios colores en una misma frase y/o imagen los hace ilegible, desprolijo y poco serio. Lo recomendable es usar no más de dos colores, tres si es muy necesario, y combinables entre sí.
Letras muy grandes y combinación de tipografías inadecuadas
En otro artículo veremos más en detalle lo que es la tipografía (tipos de letras), pero lo que tenemos que tener en cuenta principalmente es que no debemos usar más de dos tipos (solo tres si es muy necesario) y probar si es legible a los ojos de quienes lo leerán. Existen tipos de letras:
“serif” (con “patitas”): Como por ejemplo esta tipografía se llama Calisto MT
y otras “sans serif” (sin “patitas”): como por ejemplo esta tipografía que se llama Open Sans.
Luego se sub clasifican, pero eso es asunto de otro post.
Márgenes y tamaño de las letras
Tengamos en cuenta los márgenes, debemos respetarlos para que en el momento de la impresión no salgan “cortadas” las palabras por haber salido de las marcas establecidas por los márgenes. Además, consideremos que las letras grandes no son muy recomendables, porque afecta nuestro criterio para un buen folleto: la legibilidad y lo armonioso.
Errores de ortografía
Debemos cuidar este aspecto, ya que otorga seriedad (es decir, que nos tomamos en serio lo que hacemos, no que seamos de carácter serio). Los errores gramaticales también hablan de nuestra iglesia, y debemos tomar todos los recaudos necesarios para no caer en ellos, ya que como dijimos anteriormente, el mundo tiene sus ojos puestos en la iglesia, seamos excelentes como a quien representamos.
Muchas palabras en poco espacio
No recomendamos el uso de párrafos muy largos, ya que la cantidad de palabras en un solo bloque y en un espacio reducido como lo es un folleto, no genera ganas de leerlo, al contrario, nuestra mente está acostumbrándose a leer cada vez menos y a seleccionar lo que leemos por medio de palabras que nos llamen la atención. Las palabras no pueden “resaltar” de un párrafo si están amontonadas y muy pequeñas al querer incluir en poco espacio mucho contenido.
Usemos frases cortas, precisas y que digan lo que queremos decir en pocas palabras. El concepto de economía de las palabras es crucial en este tipo de formatos comunicativos, porque la idea principal es que el folleto te llame la atención y quieras leer lo que contiene.
Para este tiempo, en el que la información abunda, es mejor entender que los trataditos/ folletos son sólo un soporte, una invitación, un recordatorio de la Palabra de fe que predicamos.
Por eso es crucial que aquel que provea los folletos no los distribuya como un volantero (persona que reparte folletos con promociones) sino que los de a quien verdaderamente esté interesado y además le pueda proveer Palabra e información acerca de la iglesia a la que asistimos. Si lo vemos desde este punto de vista debemos actualizar urgente nuestra forma de evangelizar a través de nuestros productos comunicativos. Un tratadito no puede hacer lo que una persona hace.
Herramientas digitales gratuitas pueden ayudarnos a tener una idea de cómo comenzar a diseñar de una manera sencilla por medio de plantillas. No son lo mismo que contratar a un profesional en la materia y cada recurso tiene sus limitaciones, pero puede ayudarnos en una instancia inicial a preparar piezas de comunicación mejor definidas, planteadas.
La finalidad de un folleto no es que la persona que lo lea vaya al cielo, sino que se interese en Aquel que le da la posibilidad de la vida eterna para disfrutar lo del Cielo en la Tierra.
Trabajemos juntos para la que la Iglesia sea ejemplo aún en estas áreas. Si tienen dudas o preguntas respecto a estos temas, pueden comunicarse con nosotros, estamos a su disposición.
Nos leemos en el próximo post!
Romina Acuña
Lic. en Comunicación
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